Guterres acogió con agrado la resolución pacífica de los hechos del miércoles, cuando el general Juan José Zúñiga, jefe del Ejército, junto a un grupo de militares intentara tomar el control del país por la fuerza.
El mandatario boliviano, Luis Arce, encaró a Zúñiga, le ordenó desmovilizar a los sublevados y poco después posesionó en la Casa Grande del Pueblo a otros mandos militares en medio de gritos de cientos de personas que se congregaron para apoyarlo en la sede gubernamental.
Como comandante general del Ejército nombró al general de división José Wilson, quien en su primera intervención pública ordenó el retorno a los cuarteles de todos los militares.
Zúñiga fue arrestado y la Fiscalía General dispuso el inicio de las acciones legales para comenzar la investigación penal en contra del general.
Poco después de esas acciones, el máximo responsable de la ONU llamó a todos los actores, en particular a las Fuerzas Armadas, proteger el orden constitucional y preservar además un clima de paz.
Por su parte, la Oficina de Naciones Unidas en Bolivia instó a actuar con responsabilidad, mesura y apego a los valores democráticos que han sido arduamente construidos y defendidos a lo largo de los años.
La representación insistió en la necesidad de preservar un clima de paz y la garantía de los derechos humanos, recordando la importancia de resolver las diferencias a través de los mecanismos institucionales y democráticos establecidos.
“La democracia se fortalece mediante la participación y el respeto a las normas que rigen la convivencia pacífica. Es momento de que todos los actores eviten discursos y acciones que puedan exacerbar las tensiones”, señaló en un comunicado.
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