La brecha global de ingresos entre mujeres y hombres asciende a la cifra de 100 billones de dólares, advirtió el alto comisionado de la ONU para los derechos humanos, Volker Türk, en un debate sobre violencia económica, auspiciado aquí por el Consejo de Derechos Humanos del organismo multilateral.
Según remarcó, la agresión contra ellas suele producirse en el hogar y a menudo está vinculada a la violencia física o sexual, pero también puede ser propiciada e incluso perpetrada por el Estado a través de marcos jurídicos discriminatorios que restringen el acceso de las mujeres al crédito, el empleo, la protección social o a los derechos sobre la propiedad.
Con demasiada frecuencia, la violencia económica contra las mujeres y las niñas pasa desapercibida y carece de regulaciones; no se manifiesta en moratones y heridas, pero puede ser tan dañina como la violencia física, atrapando a sus víctimas en un ciclo de denigración y desigualdad, sopesó Türk.
Control, sabotaje y explotación son las tres manifestaciones más extendidas del flagelo, pero en todas sus formas, comentó, se ve facilitado por normas de género arcaicas, en las cuales los hombres aparecen como los autorizados para tomar las decisiones financieras.
A juicio del funcionario, poner fin a la violencia económica y garantizar la equidad requiere una revisión completa de las leyes y prácticas discriminatorias, así como medidas que refuercen los derechos económicos, sociales y culturales de las mujeres, incluida la igualdad de retribución por un trabajo de similar valor.
Numerosas delegaciones participaron en las deliberaciones del foro, el cual también deploró los retrocesos identificados en materia de derechos reproductivos de la mujer, en el matrimonio y la familia, así como en la participación en la vida política.
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