Aunque la primera interrogante debería ser quien será el ganador en el Partido Nacional, el Frente Amplio, o entre los varios precandidatos colorados, la concurrencia de los electores será decisiva para elegir a quienes en el 27 de octubre competirán por la banda presidencial.
Resulta además una preocupación y tema de ocupación en los comandos de campaña que hoy dan los toques finales a los temas logísticos y a afinar mecanismos para llevar boletas a las urnas.
Sobre todo cuando varios analistas hablan de apatía ciudadana en torno a las elecciones internas.
Una encuesta de la firma Factum, de principios de mes, alertaba que solo cuatro de cada 10 uruguayos conocía la fecha de estos comicios.
Otros datos indican que la participación en las internas trae una tendencia descendente.
En 1999 votó el 53 por ciento del padrón, en 2004 el 46, en 2009 el 45, en 2014 el 38 por ciento y en 2019 el 40.
Las internas son obligatorias para los partidos, pero voluntarias para la ciudadania.
Si la participación sigue bajando será un mensaje sobre las expectativas que las propuestas de políticos y partidos están provocando en la opinión pública y respecto a sus capacidades movilizativas.
Las de este próximo domingo, además de ser voluntarias, ocurren en el arranque de las vacaciones de invierno, donde muchos deciden viajar por el interior y otros fuera del país.
Además, los pronósticos meteorológicos indican que la jornada electoral tendrá lugar en uno de los días más fríos de la temporada invernal austral.
Ello podría incitar a más de uno a quedarse cerca de las brasas de un asado, aunque desde las televisoras se anuncian coberturas en directo que invitan a participar de la fiesta electoral.
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