La portavoz Mao Ning calificó el documento de infundado y aseguró que Beijing protege legalmente la libertad de creencia religiosa de todos sus ciudadanos.
El informe estadounidense sostiene que el gobierno chino vigila y reprime a los musulmanes uigures en Xinjiang, al tiempo que califica estas acciones como «genocidio».
La vocera respondió que estas acusaciones son «mentiras e información falsa» y subrayó que la política de China en Xinjiang resultó en estabilidad social, desarrollo económico y mejoras significativas en las condiciones de vida de los uigures.
Mao detalló que actualmente en el gigante asiático hay cerca de 200 millones de personas religiosas, más de 380 mil clérigos y aproximadamente cinco mil 500 organizaciones religiosas, además de unos 140 mil lugares de culto registrados legalmente.
«Los hechos son evidentes y no deben ser distorsionados ni difamados», afirmó el Ministerio de Relaciones Exteriores.
En respuesta a la acusación de genocidio, Mao presentó datos de censos nacionales que muestran un crecimiento significativo de la población uigur en Xinjiang, de 3.6076 millones en 1953 a 11.6243 millones en 2020, lo cual supera el crecimiento de otras minorías étnicas en la región.
Además, la vocera criticó a Estados Unidos por lo que calificó como un historial problemático de politización de la religión, escándalos eclesiásticos y el auge de cultos.
Mao señaló que estos problemas socavan la libertad religiosa en el propio territorio norteamericano y enfatizó que Washington «no tiene autoridad para posicionarse como un maestro y criticar la situación religiosa de otros países».
Por último, la portavoz instó a Estados Unidos a respetar los hechos, corregir sus errores y dejar de utilizar los supuestos problemas religiosos para interferir en los asuntos internos de China.
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