El partido identificado con la extrema derecha Agrupación Nacional (RN) consiguió con el apoyo de un sector disidente de los conservadores un 33,1 por ciento de los votos en las parlamentarias, y la pregunta de orden es si logrará alcanzar la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional, al menos 289 de sus 577 diputados, en el balotaje del domingo.
De materializar sus aspiraciones de dominio pleno de la cámara baja, la organización liderada por Marine Le Pen podrá imponer la cohabitación política, es decir enviar al puesto de primer ministro a Jordan Bardella, quien compartiría el ejercicio del poder con el presidente Emmanuel Macron, un escenario raro desde la instauración de la V República (1958).
Los invito a unirse a la coalición de la libertad, la seguridad y la fraternidad, movilicémonos para que el pueblo gane, afirmó anoche Le Pen a sus parciales en el discurso de victoria, en el cual prometió que “ningún francés perderá sus derechos”.
Por su parte, Bardella, cabeza de lista en el triunfo de RN en las europeas del 9 de junio, aseveró que si es investido como primer ministro respetará la Constitución y las competencias del presidente, aunque cumpliendo al pie de la letra el programa por el que optaron ayer más de 10 millones de electores.
La mano dura contra la inmigración y la inseguridad y cierto alejamiento de la subordinación a las instituciones europeas marcan la agenda de los nacionalistas, en un país polarizado e inquieto por la pérdida del poder adquisitivo ante la inflación, los vientos de guerra en el continente y el deterioro de los servicios públicos.
En las legislativas de la víspera llegó segundo el bloque de la izquierda Nuevo Frente Popular, con un 28 por ciento, relegando a la tercera plaza al oficialismo (20), que quedó sin opciones de luchar por la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional.
Desde la izquierda, líderes como Jean-Luc Mélenchon (La Francia Insumisa) y Olivier Faure (Partido Socialista) convocaron a evitar que la extrema derecha alcance el poder.
En ese sentido, adelantaron que en cada circunscripción donde sea necesario, el Nuevo Frente Popular se apartará del camino el 7 de julio para impedir el triunfo en la misma de RN.
Uno de los ejemplos evocados es el de la sexta circunscripción del norteño departamento de Calvados, en el que pudiera beneficiarse con el apoyo de la izquierda la otrora primera ministra Élisabeth Borne, segunda en los comicios de ayer detrás del nacionalista Nicolas Calbrix.
También las principales figuras del oficialismo, el presidente Macron y el primer ministro Gabriel Attal, llamaron a frenar a la extrema derecha.
Esta noche no es como las otras, y la lección a sacar es que la extrema derecha está a las puertas del poder, sentenció el domingo Attal.
Según el primer ministro, el partido gobernante Renacimiento y sus aliados pelearán en las urnas en decenas de circunscripciones, pero en otras se harán a un lado.
No dar ni un solo voto a la extrema derecha es la consigna de voces tan distantes ideológicamente como las de Mélenchon y el ministro de Justicia, Éric Dupont-Moretti, aunque las urnas dirán la última palabra, eso sí, con un panorama sombrío a la vista para el oficialismo.
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