Según los resultados definitivos de los comicios de ayer, la fuerza nacionalista liderada por Marine Le Pen consiguió el apoyo de más de 10 millones 600 mil electores, en las parlamentarias con mayor asistencia a las urnas de este siglo, con el 66,7 por ciento de los 49 millones 300 mil inscritos.
La victoria de RN y su programa de mano dura contra la inmigración y la inseguridad y cierto distanciamiento de las instituciones europeas se produjo con el respaldo de una parte de los conservadores, encabezados por el presidente de Los Republicanos, Éric Ciotti, quien desafió a sus correligionarios al unirse a la extrema derecha.
Sin embargo, las elecciones de la víspera no definieron la futura correlación de fuerzas en la Asamblea Nacional, que se decidirá el próximo domingo en la segunda ronda.
Le Pen reiteró tras el triunfo el objetivo de alcanzar la mayoría absoluta en la Asamblea (al menos 289 de sus 577 diputados), lo cual permitiría imponer al presidente Emmanuel Macron una muy incómoda cohabitación en el poder con el primer ministro Jordan Bardella, candidato al puesto si RN logra reinar en la cámara baja.
Detrás de los nacionalistas se situó en las legislativas el bloque de la izquierda Nuevo Frente Popular, integrado por socialistas, insumisos, comunistas y ecologistas, con un 27,99 por ciento, gracias al voto de casi nueve millones de franceses.
Líderes de la izquierda como Jean-Luc Mélenchon (La Francia Insumisa), Olivier Faure (Partido Socialista) y la ecologista Marine Tondelier, llamaron a cerrar filas en la segunda vuelta para impedir la victoria de la extrema derecha.
Relegado en los comicios terminó el bloque Juntos, del gobernante Renacimiento y sus aliados, con un 20 por ciento de los sufragios, ratificando el sombrío panorama que se cierne sobre el oficialismo, cuando a Macron le quedan aún tres años en el Elíseo.
El mandatario también abogó por evitar en el balotaje la llegada al poder de RN.
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