Para llegar a esos hallazgos, los expertos de la Universidad de Tel Aviv adjuntaron un pequeño rastreador GPS de alta resolución a cada murciélago, lo que permitió documentar las rutas de vuelo y los árboles visitados durante muchos meses.
De esta forma, descubrieron que después de un día de cautiverio, los murciélagos regresaban a los árboles visitados la noche anterior y los ejemplares con más edad, basándose en la experiencia previa, evitaban los árboles que habían dejado de dar frutos en el intervalo cuando habían pasado siete días.
Ello demostró que los animales pudieron estimar cuánto tiempo había pasado desde su última visita a cada árbol y sabían qué árboles dieron frutos durante un corto período de tiempo y ya no valía la pena visitarlos.
También observaron que vuelan directamente a un árbol específico que conocen a veces a 20 o 30 minutos de distancia; es decir, al tener hambre, recorren las distancias más rápido cuando está más lejos, lo que sugiere que planean hacia dónde se dirigen.
«Descubrimos que los primeros murciélagos que abandonan la colonia eligen árboles con frutos ricos en azúcar, mientras que los murciélagos que se van después buscan proteínas», detalla el estudio publicado en Current Biology.
El texto recalca que todos esos hallazgos sugieren que los murciélagos planifican su búsqueda de alimento antes de abandonar la colonia y saben exactamente dónde están volando y qué tipo de alimento requieren.
A inicios de este año, unos 286 investigadores de todo el mundo firmaron la Declaración de Nueva York sobre la Conciencia Animal, que establece como “irresponsable” ignorar la posibilidad de la conciencia animal.
En este sentido, la académica Monique Udell de la Universidad Estatal de Oregón, añadió recientemente que, si se define la conciencia como una suma de comportamientos mensurables en animales que han tenido éxito en tareas particulares como reconocerse a sí mismas en un espejo, planificar con anticipación o recordar cosas del pasado, ellos también tienen conciencia.
Pensar que el hombre es el único capaz de tener conciencia es hoy una teoría desactualizada; varios científicos internacionales afirman que criaturas como simios, delfines e incluso serpientes, pulpos, cangrejos y abejas podrían poseer dicha capacidad.
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