Si bien suele culparse de esta situación sólo al cambio climático, en realidad hay otros peligros muy fuertes, como la acción del ser humano, en particular el uso indiscriminado de redes para pescar, aseguró la médico veterinaria Paulina Arce.
Otro problema que está diezmando la población de pingüinos es la creciente competencia por los alimentos con otras especies, agregó.
Precisó que en todas las islas censadas, la cantidad de individuos y nidos disminuyó o se mantuvo al mismo nivel, pero en ninguna aumentó.
“Por lo tanto, creemos que esta tendencia decreciente continuará y puede llegar a un escenario más drástico, el cual sería la extinción de la especie”, aseguró Arce.
Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, en 2017 se estimaba la presencia en Chile de cinco mil 100 parejas reproductoras y a nivel global la entidad calcula en alrededor de 23 mil 800 la existencia de esta variedad de aves no voladoras.
Esas cifras, sin embargo, podrían disminuir rápidamente de no tomarse medidas urgentes.
Paulina Arce apunta, en primer lugar, a un control riguroso sobre las prácticas pesqueras, a su juicio insuficientes en Chile. Aunque hay reservas naturales, la captura accidental y la falta de regulaciones específicas amenazan su supervivencia.
El también veterinario y activista por el medio ambiente Diego Peñaloza se refirió, en declaraciones a la televisión nacional, a las consecuencias de la contaminación del mar y la destrucción del hábitat de los pingüinos, que afectan los lugares donde hacen sus nidos.
npg/car/eam