Según cálculos de diversas fuentes, más de 120 de esas retiradas las protagonizaron integrantes del bloque de la izquierda Nuevo Frente Popular, conformado por socialistas, insumisos, comunistas y ecologistas, motivados por la consigna de que a Agrupación Nacional (RN) no puede entregársele ni un solo voto el 7 de julio en el balotaje.
Por su parte, dentro de la alianza Juntos, encabezada por la fuerza gobernante Renacimiento, fueron más de 80 los candidatos que se pusieron a un lado para que en sus localidades gane cualquiera menos el contendiente de la extrema derecha.
A las 18:00, hora local, cerró en Francia el plazo para registrar las candidaturas, en medio de encuestas y de análisis que dan como posible el escenario de la llegada al poder de RN, para lo cual necesita la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional, al menos 289 de sus 577 diputados.
En la primera ronda, el domingo pasado, el partido liderado por Marine Le Pen venció con un 33 por ciento de los votos y se posicionó como favorito para dominar la cámara baja, panorama que generó llamados tanto desde la izquierda como del oficialismo a evitar que la extrema derecha triunfe.
Las candidaturas retiradas complican mucho las proyecciones de escaños para la segunda vuelta de las legislativas, en las que una cosa sí está clara: el sombrío panorama para el presidente Emmanuel Macron, que probablemente se vea obligado a aceptar la cohabitación política, en otras palabras, designar como primer ministro a un opositor.
El presidente de RN y aspirante a primer ministro, Jordan Bardella, mostró confianza en que ese partido identificado con la extrema derecha conseguirá la mayoría absoluta, pese a la cruzada de amplios sectores de la sociedad para evitarlo.
A falta de las confirmaciones oficiales, de los más de 300 duelos entre tres o cuatro candidatos, solo quedaron para el balotaje alrededor de un centenar, lo que en principio afectaría a la extrema derecha, aunque las urnas dirán la última palabra.
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