Con esta exposición colectiva, Julieta Aranda, Abraham Cruzvillegas, Rafael Lozano-Hemmer y Damián Ortega se sumergen en lecturas universales vinculadas con lo personal y lo social de un individuo, y la relación con las tecnologías, sus usos y costumbres.
La muestra brinda una simbiosis atípica a través de estos artistas de una misma generación, quienes primero fueron reconocidos internacionalmente antes de salir a la luz pública aquí.
A través de la exhibición sus autores ingresan desde distintas perspectivas en la fragmentación; a la suma de las partes que pueden componer una idea.
La entidad que acoge la muestra explicó que esta tiene a la autoconstrucción como eje.
Así, en los distintos espacios se puede recorrer la videoinstalación de Aranda, las obras construidas de Cruzvillegas, el arte multimedial de Lozano-Hemmer y el expandido de Ortega, señaló la galería.
En la obra «Robar el propio cadáver» su creadora propone un relato de ciencia ficción que problematiza sobre la libertad, a partir de trampas para animales de distintos tipos y época, explicó la entidad. Indaga en el vínculo de la presa y el predador, agregó, con la figura del ser humano, según su punto de vista, atravesado por una dualidad, indicaron los organizadores.
En la siguiente sala, Cruzvillegas presenta una serie de pinturas en grandes lienzos, esculturas -la mayor ocupa el centro de la sala y tres más pequeñas- y otra colorida instalación, realizada a partir de papeles. En todos los casos, el autor considera que los trabajos son autorretratos.
Las obras escultóricas fueron hechas para la muestra a partir de sobras de las plantas metalúrgicas de Tenaris-Ternium, en Veracruz y Campana, de distintos tipos de vida y de momentos del material, desde la mina hasta el tubo salido de la fábrica; además, hechas de desperdicios de otras industrias, como la automotriz o la ventilación, comentó el artista.
En esta especie de jardín metálico aparece el acero, el cobre, el aluminio, también la tierra, algunas plantas autóctonas, conformando todo un ecosistema entre lo industrial y lo natural, caótico, de formas ondulantes, grotesco y salvaje, consideró el creador.
Para Cruzvillegas su estilo surge de la economía regional en la que creció.
Cinco telas, también realizadas para la expo fueron intervenidas estando sobre el suelo, por su tamaño, indicaron los organizadores.
También se presentan obra figurativas, porque el artista dibuja primates desde hace casi 40 años.
De Lozano-Hemmer está la pieza «Matriz de voz», una creación sonoro-visual de quien fuera el primero en representar a México en la Bienal de Venecia en 2007.
Este artista se especializa en la producción de plataformas para la participación pública donde media la tecnología, con luces robóticas, fuentes digitales, vigilancia informatizada, muros multimedia y redes telemáticas.
Mientras, en el primer piso del espacio, finalmente, se encuentra Damián Ortega con «Cosmic thing», una pieza de arte expandido que ha recorrido el mundo.
A través de esta obra su creador disecciona un Volkswagen Beetle del 98 para suspender sus partes en el espacio, visualizando una especie de explosión congelada que sugiere la fragmentación de las ideas que representa.
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