Hacia allí llega un gran número de desplazados de la guerra que asola al país africano desde hace más de un año, entre ellos, niños y ancianos en condiciones muy difíciles que no han podido llevar consigo muchos suministros.
A pesar del trabajo conjunto con agencias como el Programa Mundial de Alimentos, OCHA considera alarmante el contexto en Sennar y otros estados de Sudán.
“Reiteramos que se avecina una hambruna y que es imperativo mantener la entrega de ayuda vital a través de las líneas de conflicto y a través de las fronteras”, advirtió al respecto el portavoz del secretario general, Stéphane Dujarric.
Por su parte, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia confirmó la muerte de al menos ocho niños en un ataque con drones contra una mezquita en El Fasher, capital del estado de Darfur del Norte, a inicios de esta semana.
La mezquita había estado proporcionando alimentos a niños vulnerables y a sus familias.
Tras la agresión, el organismo ratificó que ningún lugar es seguro en Sudán.
jf/ebr