La inclusión en ese espurio cuadro por el «Gobierno de Estados Unidos representa un ataque infundado e injusto contra el pueblo cubano», indica una nota del PT publicada en su sitio web.
Denuncia que «la isla caribeña, reconocida internacionalmente por su compromiso con la solidaridad y la igualdad social, ha sido objeto de constantes presiones y sanciones económicas que asfixian su economía y dañan gravemente los derechos y la calidad de vida de su población».
La organización política, la de mayor militancia de izquierda en Latinoamérica, expresa «su total repudio a tales medidas, comprendiéndolas como flagrantes violaciones a la soberanía y autodeterminación de un país que históricamente ha resistido las imposiciones externas en defensa de su dignidad e independencia».
Mientras el mundo enfrenta desafíos sociales y económicos cada vez mayores, indica el texto, es imprescindible que sean fortalecidos lazos de cooperación y fraternidad entre las naciones, en lugar de intensificar bloqueos y medidas unilaterales que solo profundizan las desigualdades y amplían el sufrimiento de los más vulnerables.
«El PT se solidariza con Cuba y reitera su compromiso con la defensa de los principios de la paz, de la justicia social y de la cooperación internacional como únicas bases sólidas para la construcción de un mundo más justo y solidario», recalca el contenido.
Finalmente, el partido fundado por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva revalida su apoyo incondicional al pueblo cubano «que merece ser reconocido y respetado por su trayectoria de lucha y solidaridad».
En la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), celebrada en marzo en Kingstown, capital de San Vicente y la Granadinas, Lula defendió el fin del cerco de Estados Unidos contra Cuba y condenó todas las sanciones unilaterales sin amparo del Derecho Internacional.
«Defender el fin del bloqueo a Cuba y la soberanía de Argentina en las Malvinas nos interesa a todos», afirmó en la ocasión.
Aseguró que «todas las formas de sanciones unilaterales, sin amparo en el Derecho internacional, son contraproducentes y penalizan a los más vulnerables».
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