Fruto de más de dos meses de intenso trabajo, ThanhTha dio vida a la exposición Phieu que a través de seis instalaciones mostró a los visitantes el ciclo de vida de este género en serio peligro de extinción, desde su nacimiento e inmersión en el océano, hasta el retorno al lugar donde nacieron para desovar.
El elevado e inédito número de piezas elaboradas por la artesana con la ayuda de voluntarios nada tiene que ver con la célebre recopilación de cuentos Las mil y una noches, y menos aún con la intención de establecer un récord, que según la propia artesana quedará para otra ocasión.
Se trata, explicó, de llamar la atención sobre la bajísima tasa de supervivencia de las tortugas marinas, de solo una entre 1000, así como crear conciencia sobre el alarmante riesgo de extinción de esta especie, de casi 90 por ciento. Con relación a las mil 001 piezas expuestas, señaló que cada una de ellas tiene una forma, color y expresión completamente diferente. Así, se muestran ejemplares sin aletas, otras con tres cabezas o con seis brazos, y algunas con los tonos más inimaginables.
A través de esta muestra quiero expresar que cada tortuga es como un ser humano, con su propia individualidad y también sujeto a los impactos del medio ambiente y las cosas a su alrededor, incluso a veces con la necesidad de tener que luchar y pelear contra la propia naturaleza para sobrevivir.
Según estadísticas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y el Instituto de Investigación Ambiental Marina, el número de tortugas que ponen huevos disminuyó de 10 mil individuos por año en la década de 1980 a solamente 450 en 2019.
Además, estos quelonios están seriamente amenazados tanto por el hombre, responsable de matanzas y la caza furtiva para obtener sus huevos, carne, piel y caparazón, como por los peligros inherentes a la vida en el océano y la creciente degradación del hábitat producto del cambio climático.
(Tomado de Orbe)
