El jefe de la delegación rusa en las conversaciones, que tienen como sede la ciudad de Viena, Austria, destacó en entrevista a la agencia de prensa Sputnik, que ese suministro se realiza sin tener en cuenta que ese armamento se utiliza contra civiles, incluidos mujeres y niños en territorios de su país.
Gavrilov añadió que las acciones de los Estados occidentales, que forman parte de la OSCE, contradicen sus propios principios «de control escrupuloso de las exportaciones en el suministro de armas y un comportamiento responsable al considerar la posibilidad de transferirlas a zonas de conflicto».
Rusia desarrolla desde el 24 de febrero de 2022 una operación militar especial en Ucrania cuyos objetivos, según el presidente ruso, Vladímir Putin, son proteger a la población de «un genocidio por parte de las actuales autoridades de Kiev.
Igualmente se persigue atajar los riesgos de seguridad nacional que representa el avance de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) hacia el este.
Las tropas ucranianas son apoyadas militarmente por esta alianza de 32 países con Estados Unidos al frente.
Rusia advirtió en reiteradas ocasiones que la OTAN está «jugando con fuego» al bombear armas a Ucrania, y que los convoyes extranjeros con material bélico serían «objetivo legítimo» para sus militares nada más cruzar la frontera.
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