Así alerta un informe de un grupo de expertos de Naciones Unidas en el cual se afirma que entre tres mil y cuatro mil integrantes de las FDR están desplegados en territorio congoleño junto a los rebeldes del Movimiento 23 de Marzo (M23), cuya ofensiva les ganó el control de importantes ciudades en la provincia de Kivu Norte.
La cifra, calificada de conservadora en el reporte del pasado 8 de julio, es solo una parte del apoyo, pues según la fuente también brindan respaldo con tecnologías y equipos militares de vanguardia.
Entre estos el informe citó los sistemas de defensa aérea de corto alcance, los proyectiles de mortero transportados por drones, así como los guiados de 120 milímetros, que tienen capacidad de ataque muy precisa y letal.
El Gobierno de la RDC ha acusado en numerosas ocasiones y escenarios a Ruanda de ocupación de su territorio y saqueo de los recursos naturales en estas áreas; mientras el presidente ruandés, Paul Kagame, dijo el pasado mes de junio que su país está listo para ir a la guerra con su vecino, de ser necesario.
Los esfuerzos por reunir a ambas partes en un diálogo aún no fructifican y la tregua humanitaria lograda en la provincia de Kivu Norte, vigente desde el pasado día 5 de julio, se rompió la víspera con nuevos ataques del M23, que tomó la aldea de Nyange en el territorio de Masisi.
Sin embargo, Ruanda y RDC no son los únicos actores en este escenario de confrontaciones.
Según el informe de los expertos de la ONU, las tensiones igualmente se han incrementado entre Burundi y Ruanda, que actualmente apoyan a grupos armados enemigos con asiento en la provincia de Kivu Sur, en tierras congoleñas.
En particular, Kigali renovó su apoyo a la Resistencia por un Estado de Derecho en Burundi (RED Tabara) y Burundi igualmente reafirmó su relación con el Consejo Nacional para la Renovación y la Democracia-Fuerzas de Liberación Nacional (CNRD-FLN).
En tanto, la publicación revela que existe un apoyo activo de Uganda a los rebeldes del M23, pues no ha prohibido a las tropas de ese grupo armado ni de las FDR el paso por su territorio.
Los expertos sostienen que hay pruebas del tránsito regular de tropas, vehículos y material militar a través de Uganda, algo que incluso han dicho públicamente los propios integrantes del M23.
Confirmaron, además, el apoyo activo de funcionarios de las Fuerzas de Defensa ugandesas y del comando de inteligencia militar, por lo menos desde finales de 2023, para cuestiones de logística.
El reporte levanta expectativas sobre cómo se desarrollarán ahora las relaciones entre la RDC y ese país vecino, con quien incluso lleva adelante una operación militar conjunta contra las Fuerzas Democráticas Aliadas (ADF), un grupo afiliado al Estado Islámico que ocasionó alrededor de 200 muertes en junio solo en Kivu Norte.
El presidente congoleño, Félix Tshisekedi, reunió el pasado 8 de julio al grupo de trabajo del alto mando militar y orientó las medidas para preservar la integridad territorial nacional.
Se trata de la segunda reunión de este tipo en menos de una semana, pues el 5 de julio realizaron una dedicada a cuestiones urgentes relativas a la seguridad en el este del país y a la tregua humanitaria propuesta por Estados Unidos.
Las recientes informaciones y la violación del alto al fuego podrían conducir a un modo de actuación diferente, pero el calor del conflicto en el este de la RDC aumenta y parece querer propagarse por la región.
En territorio congoleño operan más de 120 grupos armados con motivaciones diversas, desde conflictos tribales, la lucha por el poder, la tierra, los recursos minerales, y la defensa de las comunidades.
El uso de estos grupos en función de diversos intereses alientan también su existencia, en una situación que se torna caótica para la población, con 7,3 millones de personas desplazadas, de ellas 6,9 millones solo en las provincias del este, y sin recursos para brindarles ayuda. La violencia parece ser la única certeza.
mem/kmg