Por primera vez desde 1968, año en que aparecieron estas alegorías bajo los cinco aros, un ideal fue escogido para su representación y quien mejor que La Ciudad de La Luz para cambiar ese referente.

Esta capucha roja de forma convexa con la punta encorvada, confeccionada de lana o fieltro, fue adoptada como símbolo de la libertad durante la Independencia de Estados Unidos y la Revolución Francesa y en la actualidad figura en escudos, monedas y billetes de varios países de América Latina.

El icónico gorro tomó celebridad y se consagró como signo de la emancipación en el siglo XIX luego de llevarlo puesto Marianne, personificación de la República Francesa, en el cuadro del pintor Eugène Delacroix ”La Libertad guiando al pueblo», que le valió la Cruz de la Legión de Honor.

A lo largo de la historia han estado presentes en los acontecimientos más importantes del país galo y hoy se pueden ver además en las esculturas de los ayuntamientos, sellos y en programas nacionales escolares.

Según los organizadores los frigios pueden cambiarlo todo, impulsar una revolución a través del deporte, desempeñar un papel en la vida de los franceses y contribuir a que haya más deporte en sus vidas cotidianas.

La Phryge olímpica la han caracterizado como reflexiva, astuta y de mente aguda y al igual que los atletas, es consciente de medir todos los parámetros para conseguir sus objetivos.

Por su parte la paralímpica, diseñada con un prótesis para correr, se apasiona abriendo caminos, es valiente, odia aburrirse y le encanta probar cosas nuevas.

Esta última es más extrovertida, ama promover los valores del deporte, celebrar a los atletas en todos los escenarios y salir de fiesta para celebrar las victorias.

oda/blc