A juicio del Fondo Monetario Internacional (FMI), las amenazas inflacionarias aumentaron las perspectivas de que las tasas de interés permanezcan altas durante más tiempo, lo cual eleva a vez los riesgos externos, fiscales y financieros.
La prolongada apreciación del dólar a causa de las disparidades en las tasas podría perturbar los flujos de capital y entorpecer la flexibilización prevista de la política monetaria, juzgó el organismo.
De acuerdo con el informe, la persistencia de elevadas tasas de interés podría elevar todavía más los costos de endeudamiento e incidir en la estabilidad financiera.
Al mismo tiempo, la posibilidad de oscilaciones importantes en la política económica como resultado de las elecciones de este año, con efectos de contagio negativos en distintas partes del orbe, acrecentó la incertidumbre en torno al escenario de referencia, juzgó la institución de Bretton Woods.
Por otra parte, sopesó, los aranceles comerciales, junto a la expansión de las políticas industriales en todo el mundo, pueden generar efectos de contagio transfronterizos dañinos, así como desatar represalias, que darían como resultado una costosa carrera mutuamente destructiva.
En las economías avanzadas el ritmo de la desinflación tenderá a ralentizarse en 2024 y 2025, teniendo en cuenta los precios de los servicios y las materias primas, aunque es de esperar, acotó, que la inflación general retorne al nivel fijado como meta a finales de 2025.
No obstante, la inflación continuará siendo más alta en las economías de mercados emergentes y en desarrollo, en tanto, su posible reducción será a un ritmo inferior al previsto para las economías avanzadas, dijo la institución.
Para 2024, el FMI proyecta una expansión del Producto Interno Bruto (PIB) global de 3,2 por ciento y de 3,3 puntos porcentuales para 2025, lo cual contemplará la posible reanimación de las transacciones mercantiles internacionales.
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