La portavoz del Consejo de Seguridad Nacional estadounidense, Adrienne Watson, precisó en un comunicado que se trata de una prórroga que extenderá la pausa hasta el 3 de agosto, sin embargo, la publicación congoleña refiere que en la provincia de Kivu Norte se mantienen las confrontaciones con el Movimiento 23 de Marzo (M23).
La tregua humanitaria en vigor desde el 5 de julio no ha sido respetada, pues además de algunos combates entre el M23 y los grupos aliados de las Fuerzas Armadas de la RDC, también ha habido fuego cruzado entre los rebeldes y el Ejército.
El pasado lunes tres niños murieron en Bweremana, provincia de Kivu Norte, debido a la caída de una bomba sobre viviendas de esa localidad. Según fuentes locales, el proyectil fue lanzado desde la zona de combate.
El comunicado de prensa estadounidense plantea que “este cese de hostilidades forma parte de los esfuerzos destinados a poner fin a los conflictos armados entre las Fuerzas Armadas de la República Democrática del Congo y los rebeldes del M23”.
Añade que Washington continuará trabajando estrechamente con la RDC, Ruanda y Angola para apoyar los esfuerzos diplomáticos regionales en el marco de los procesos de Luanda y Nairobi para lograr un cese duradero del conflicto.
El alto al fuego tenía como objetivo el regreso paulatino de las personas desplazadas a sus comunidades, así como la entrada de ayuda humanitaria a las zonas que más lo requerían.
No obstante, hasta el momento las organizaciones humanitarias no han podido acceder fácilmente a miles de desplazados y repatriados en el territorio de Lubero, quienes viven en condiciones precarias.
Según Radio Okapi, hasta este miércoles no constaba ninguna acción a gran escala en las áreas más necesitadas en términos de asistencia alimentaria en la región de Butembo-Lubero.
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