Resulta un feriado no laborable que, por ley, no puede ser cambiado ni siquiera para armar un puente de descanso, como ocurre con otras fechas.
La historia señala el inicio de la revolución de los orientales, como se llaman hasta hoy los actuales uruguayos, contra el dominio brasileño.
En agosto de 1825, los orientales declaran su independencia de todo poder extranjero y la voluntad de unirse a las Provincias Unidas del Río de la Plata.
La guerra continuó hasta 1828, cuando el imperio del Brasil, desangrado por una guerra civil, acepta las condiciones para una conferencia de paz con las Provincias Unidas, bajo la tutela de la mirada inglesa.
Uno de los artículos de la Convención Preliminar de Paz establecía que los orientales debían redactar una Constitución para regirse tanto a nivel interno como en relación con sus vecinos.
Esta Constitución debía ser, antes de proclamada, consultada por los firmantes para verificar que no tuviera artículos que lesionaran sus intereses.
La Constitución quedó pronta en septiembre de 1829, pero se juró casi un año después.
Desde entonces estableció la existencia de tres poderes del Estado: Legislativo, Ejecutivo y Judicial, que persisten hoy.
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