La reacción fue observada con atención por los medios ruandeses debido a que Gran Bretaña tenía un acuerdo para la repatriación forzosa de indocumentados de todas las nacionalidades en su territorio hacia el país africano a cambio de fuertes sumas de dinero.
Pero el pacto naufragó en los agudos arrecifes de las recientes elecciones británicas en las cuales el primer ministro Rishi Sunak, progenitor del acuerdo, sufrió una clamorosa derrota frete a los laboristas de Keir Starmer enemigo jurado de la transacción.
En el ínterín voces desde Londres reclamaron con timidez la devolución de los fondos remitidos a Ruanda para recibir a los migrantes reenviados a África, unos 285 millones de euros, pero el país africano en un comunicado oficial subrayó que el acuerdo no contempla la devolución de fondos.
El nuevo jefe de gobierno británico anunció como sucedáneo del plan inicial establecer un fondo de 84 millones de libras esterlinas (unos 108 millones de dólares) para crear programas en África y el Medio Oriente, que incluyan ayuda humanitaria y de salud pública, apoyo a entrenamiento y acceso a la educación.
El proyecto propone compartir inteligencia con los países europeos para terminar con las bandas de contrabandistas de personas, dijo el jefe de gabinete en la Cumbre Política de la Comunidad Europea en curso en el sureste de Inglaterra cuya agenda incluye interrumpir la migración irregular, la guerra en Ucrania y la seguridad energética.
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