Estos monumentos hidráulicos en las orillas del Orontes se remontan a la época medieval y podrían ser mucho más antiguas, pues las norias aparecen en mosaicos que datan del primer milenio antes de Cristo, en la antigua ciudad de Apamea, en el centro del país levantino.
Las ruedas de las norias tienen hasta 20 metros de diámetro y se mueven por el impulso del río, gracias a pequeños cubos unidos al volante que recogen el agua y la vierten en un recipiente o acueducto para su distribución.
Aunque en la actualidad estas máquinas hidráulicas ya no son útiles como lo fueron durante siglos en la irrigación de las tierras agrícolas y los jardines, las norias son hoy una atracción imperdible y un orgullo de la herencia popular siria.
Estos monumentos considerados los más importantes y antiguos de la ingeniería hidráulica en el mundo, han sido durante la historia el alma de la ciudad de Hama, cabecera de la provincia central del mismo nombre, y ningún sirio puede imaginar a esta milenaria urbe sin ellos, incluso fue apodada la Ciudad de las Norias y su club deportivo lleva también ese nombre.
Debido a su valor simbólico y patrimonial, las autoridades culturales emprenden una labor ardua para su mantenimiento y reparación, pues existen dificultades, especialmente la carencia de personal que domine los conocimientos del mantenimiento, además de la falta de madera y recursos financieros.
Hama siempre ha maravillado a los viajeros con sus impresionantes norias y sus pobladores generosos, hospitalarios y alegres, que se empeñan en borrar las penurias de la guerra y el bloqueo económico.
(Tomado de Orbe)
