Grégoire Goodstein, jefe de la Misión de la OIM en el país caribeño, explicó que los naufragios son sucesos devastadores y ponen de relieve los riesgos que enfrentan hombres, mujeres y niños que migran a través de rutas irregulares.
La situación socioeconómica en Haití es una agonía, más la violencia extrema que se vivió en los últimos meses, hicieron que muchos haitianos buscaran soluciones desesperadas, argumentó.
«La falta de oportunidades económicas, el colapso del sistema de salud, el cierre de las escuelas y la falta de perspectivas están empujando a muchas personas a considerar la migración como la única forma de sobrevivir», agregó Goodstein.
Desde el 29 de febrero del año en curso la guardia costera haitiana observó en el norte un aumento en el número de intentos y salidas de embarcaciones.
Los guardacostas de los países de la región, incluidos Estados Unidos, Bahamas, las Islas Turcas y Caicos y Jamaica, también informaron de que un número cada vez mayor de botes procedentes de Haití están siendo interceptadas en el mar.
Según el diario Le National, más de 86 mil migrantes fueron devueltos a Haití por países vecinos en lo que va de 2024.
Solo en marzo, a pesar del aumento de la violencia y el cierre de aeropuertos en todo el país, las devoluciones forzadas aumentaron un 46 por ciento, alcanzando las 13 mil, solo en el tercer mes del año.
Goodstein insistió en que es vital el uso de vías migratorias seguras y legales.
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