Las también denominadas sanciones privan a los países víctimas de esas políticas de una vida digna y de sus derechos básicos, aseguró el diplomático ante el Consejo de Seguridad a propósito de un encuentro celebrado para analizar la situación humanitaria.
El diplomático pidió el levantamiento inmediato, incondicional y total de esas medidas, así como la provisión de fondos previsibles y sostenibles para que las Naciones Unidas puedan aplicar el plan de respuesta humanitaria pertinente en la nación.
A la par, reiteró el compromiso constructivo y positivo de su Gobierno con los asociados humanitarios y de desarrollo.
En ese sentido, al-Dahhak recordó la renovación este año de la autorización para que las Naciones Unidas utilicen el cruce de Bab al-Hawa hasta el 13 de enero de 2025.
El Gobierno sirio, aseveró, está haciendo todo lo posible para promover las instituciones del Estado hacia la reforma administrativa y económica y el desarrollo así como para facilitar el regreso de los refugiados y desplazados.
No obstante, el representante consideró necesario el fin de la presencia militar extranjera en territorio nacional junto a los repetidos ataques de Israel en territorio sirio, pasos necesarios para garantizar la estabilidad en la región.
Por su parte, el enviado especial de la ONU para Siria, Geir Pedersen, afirmó que los ataques de Tel Aviv contra el vecino país aumentan la amenaza de un conflicto regional al tiempo y dificulta aún más condiciones de vida para los sirios.
“La necesidad de una distensión que conduzca a un alto el fuego a nivel nacional sigue siendo tan acuciante como siempre”, dijo el representante al advertir además por la amenaza de los grupos terroristas.
A juicio del experto, la única forma acordada internacionalmente para salir de la crisis es un proceso dirigido y controlado por los propios sirios.
“Subrayo la importancia de superar los obstáculos y encontrar formas de avanzar. Esto es posible y requiere la contribución de las partes sirias y de los interesados externos”, afirmó.
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