Por los cálculos de la Agencia Internacional de Energía (AIE), el incremento de la demanda de electricidad en economías clave sostendrá el abundante empleo del carburante, tras registrarse un máximo histórico en 2023.
También la producción alcanzó el año pasado una cifra pico, ascendente a ocho mil 900 millones de toneladas, señaló la fuente, la cual espera saldos similares para 2024.
Aunque en 2023 la demanda de carbón subió tanto en el sector eléctrico como en el industrial, el principal motor fue su uso para llenar el vacío creado por la baja producción hidroeléctrica y el rápido aumento de la demanda de electricidad, consideró la AIE, con sede en París, Francia.
La recuperación de la producción hidroeléctrica en China, junto al auge en sus capacidades de generación eólica y solar, harán disminuir posiblemente el ritmo de progresión de las necesidades de carbón, apuntó la institución, creada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
De cara a 2025, la AIE prevé que la demanda global permanecerá más o menos estable en torno a ocho mil 700 millones de toneladas, aunque la evolución dependerá de la electricidad, la cual absorbe dos tercios del carbón y experimenta notables fluctuaciones debido a factores climáticos como la sequía.
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