Un comunicado de la organización argumentó que varios ríos están literalmente secos y achacan al Estado la falta de previsión y poca inversión de la infraestructura hidráulica en la zona del Chaco, históricamente pobre.
La situación –apuntó- llegó a un punto crítico y las comunidades viven una verdadera situación de emergencia llegando incluso a cerrar muchas escuelas.
En el reclamo enumeran como necesidades más inmediatas la cantidad y calidad del agua, la provisión de alimentos y la asistencia sanitaria.
A pesar de sus grandes riquezas hídricas, Paraguay, según la Asociación Mundial para el Agua, es el país con menos seguridad hidráulica de América del Sur.
Se estima que aproximadamente un millón 500 mil habitantes, de los más de siete millones de personas de su población, no tienen acceso a agua potable por red y su consumo proviene de ríos, arroyos o pozos domiciliarios.
Otros problemas que repercuten en la compleja situación hídrica son los efectos de la erosión provocada por la deforestación de las cuencas, la contaminación por desechos domésticos e industriales.
A ello se suman los efectos ambientales de los embalses hidroeléctricos, la introducción de pesticidas así como la baja regulación y control por parte del Estado.
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