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sábado 27 de julio de 2024
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Entre hábitos y sirenas

La Habana, 26 jul (Prensa Latina) En Facebook, un amigo se queja del calor del verano, otro se jacta de los avances escolares de su hijo y una tercera, desde la distancia, describe lo alegre y bello que se ve el Sena, la Torre Eiffel… todo París, que acaba de inaugurar sus Olimpiadas.

Pese a la crisis, en estos días el mundo transpira aires deportivos y mucha gente deja a un lado sus problemas.

La masacre israelí en territorios palestinos se traspapelará entre récords y medallas, mientras la alerta sobre una posible ampliación de los conflictos en Medio Oriente y Europa Oriental quedará pendiente sobre la mesa.

Los Juegos Olímpicos siguen siendo un llamado a la tregua y, aunque no logren el efecto pacificador promovido por sus fundadores, el gran espectáculo mediático hará sentarse a millones de espectadores en el planeta, lo mismo en un estadio, frente al televisor, la computadora o un aparato de radio.

Y como fiel retrato de las bellezas e injusticias que hoy pueblan la humanidad, las redes sociales mostrarán su protagonismo en la fiesta estival en la Ciudad de la Luz.

Una colega las califica como un inmenso parque, donde cada cual saca a pasear alegrías, tristezas, inseguridades…; otro dice que para él ya es un vicio, aunque solo las visite para mantenerse al día, en busca de nuevas historias, noticias o chismes, puede que marque algún post que le guste o que desapruebe, quizás comente algo…

Para el reconocido periodista e investigador español radicado en Francia Ignacio Ramonet, las redes sociales “no están hechas para informar, sino para emocionar. Para opinar, no para matizar”.

En su criterio, “los usuarios de las redes no buscan respuestas, sino preguntas. No desean leer. No son receptores pasivos como los de la radio, la prensa o la televisión. Las redes están hechas sobre todo para actuar”.

Lo cierto es que para muchas personas entrar a cualquiera de esos espacios ya es un hábito y hasta un vicio, una necesidad que permite contactar con amigos y familiares, pero también enfrentar la soledad, la realidad, vivir otras experiencias o encontrar esperanzas ante las penurias cotidianas.

La red X, sobre todo, se ha convertido en la plataforma hacia donde sindicatos, movimientos sociales y políticos han redireccionado sus luchas en contra del aumento de impuestos, la reducción de los salarios o el cierre de empresas, entre otras causas.

También ha servido en la defensa del medioambiente y frente a las políticas gubernamentales y de trasnacionales, ajenas a las alarmas sobre el deterioro de la capa de ozono, el impacto del cambio climático y el calentamiento global.

Y están quienes las usan como medios para obtener ganancias, implementar campañas de marketing o de odio; de estas últimas se ven más cada día, sobre todo con la proliferación de grupos de extrema derecha y neonazis.

Sin duda, no todo corre viento en popa en Internet. Al decir de Ramonet, los estrategas de la desestabilización aprovechan el deseo compulsivo de las personas de compartir, de difundir, haciendo que sean capaces de propagar masivamente un sentimiento general, una interpretación dominante, una opinión sobre cualquier tema.

La extrema derecha ha sido la más beneficiada con el triunfo de las redes sociales y esta es una de las consecuencias claras de la crisis de la verdad o de la nueva cultura de la mentira que difunden a través de esos medios, consideró el estudioso.

La periodista cubana Rosa Miriam Elizalde señaló en un artículo reciente en el diario mexicano La Jornada que hay muchas variables que inciden en la derechización de la sociedad contemporánea, pero una apunta a los nuevos medios sociales que instalan a marcha forzada la sociedad del espectáculo.

“Basta con mirar lo ocurrido en esas plataformas tras el atentado contra Trump en Pensilvania. El tiro en la oreja al candidato republicano ha reforzado la percepción de los especialistas acerca de TikTok como la principal plataforma de las próximas elecciones en Estados Unidos”, escribió la doctora en Ciencias de la Comunicación.

Advirtió que, junto con Instagram y YouTube, la cultura “tiktoker” propicia y ampara todo lo que entretiene y divierte, en todos los dominios de la vida social y, por eso, las campañas políticas y las justas electorales son cada vez menos un cotejo de ideas y programas, y cada vez más eventos publicitarios y shows.

Es decir, la tendencia, muy preocupante, es que mucha gente prefiere ir tras los cantos de sirenas posicionados por la extrema derecha en las redes sociales, realidad que pudiera asociarse al auge de sus representantes en el mundo.Lo puede confirmarla Francia de esta Olimpiada, que en sus recientes elecciones pasó un buen susto.

(Tomado de 4ta Pared, suplemento cultural de Orbe)

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