“Llegados a un serio límite de deterioro político y social, debemos impedir que estalle”, dijo en a homilía por la efemérides, en la catedral de Lima, ante la presidenta Dina Boluarte, sus ministros, los titulares de los poderes del Estado y el cuerpo diplomático.
Al iniciar su intervención, leyó un mensaje del papa Francisco, de saludo a la mandataria y a los peruanos, que llama a un diálogo nacional que “contribuya a la reconciliación y a la construcción de una sociedad más unida, próspera y fraterna”.
Monseñor Castillo preguntó cómo es posible que Perú tenga mega-proyectos de inversión y el pueblo siga necesitando alimentación, agua, salud, trabajo digno, educación de calidad, seguridad ciudadana, ecología sostenible y sana, así como “consuelo, amistad, reconocimiento, respeto y promoción de la dignidad y justicia.
Fundamentó lo dicho con cifras oficiales de anemia infantil (43,1 por ciento), hambre o amenaza de hambre (51 por ciento de inseguridad alimentaria grave o moderada, la mayor de América del Sur) y 10 millones de peruanos pobres sin agua potable ni desagüe, medicinas ni trabajo digno.
Agregó que 18 por ciento de jóvenes no estudia ni trabaja y 60 por ciento de negocios pequeños sufren extorsión y advirtió que se puede producir mucho y mantener la exclusión de los más vulnerables.
“Es urgente fortalecer y forjar un Estado verdadera y ampliamente democrático, que promueva el Bien Común y combata la evasión tributaria y la desactivación o mal uso de las instituciones, porque están hechas para cuidar, promover y defender al pueblo”, dijo.
El arzobispo limeño agregó que “quien usa y corroe el Estado dando prioridad a sus intereses, vive en la deslealtad institucional”.
Señaló que Perú es punto de atracción por sus riquezas naturales pero no ha logrado “construir una sociedad democrática sin que tantos peruanos y peruanas se sientan tan excluidos y discriminados”.
Sin embargo, apuntó, se mantiene en un modelo primario exportador (de materias primas), sin procurar el desarrollo interno.
Monseñor Castillo citó al sacerdote Gustavo Gutiérrez, uno de los pilares de la Teología de la Liberación y criticó la indiferencia, la insensibilidad y la frivolidad como graves problemas espirituales con que todos vivimos, incluso, muchos creyentes.
La mención de la frivolidad fue interpretada por la periodista Verónica Linares como una alusión tácita al uso por la presidenta Boluarte de relojes y joyas de alto costa, por los que tiene pendiente una investigación del Ministerio Público.
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