El artista, denominado El Topo, compuso temas como “Verde luz”, considerado un segundo himno de Puerto Rico, “Antonia”, en homenaje a una estudiante de pedagogía asesinada por la policía en medios de disturbios en el campus de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (UPR).
El intelectual Eduardo Villanueva Muñoz, expresidente del Colegio de Abogados y Abogadas de Puerto Rico, dijo que “Verde luz” aparte, que ya es uno de nuestros himnos nacionales, muero de gozo sufrido con la canción “Ay Patria si yo pudiera”, de Antonio Cabán Vale.
“Es una de las más logradas, ungida también de inmortalidad mientras nuestra Patria no sea libre”, adujo.
Tantas lecciones nos dio y nos deja El Topo con sus poemas, con sus canciones, con su canto casi andaluz, rasgado de melancolía, sostuvo Villanueva Muñoz, quien se ha destacado por su activismo social y la liberación, en su momento, de los presos políticos puertorriqueños en cárceles de Estados Unidos.
“Que nadie lo mida en su grandeza por su estatura, que se le mida por su ternura, por la belleza mística de sus letras, por su constancia en la lucha patriótica, por su entrega a la lucha por la libertad patria y la justicia social”, resumió.
Cientos de personas le rindieron tributo a Cabán Vale en la sede del Instituto de Cultura Puertorriqueña, donde estuvo expuesto desde el lunes.
El cantautor falleció en la noche del miércoles 23 de julio a los 81 años de edad, después de haber sido llevado ese día por su hijo, el también cantante Adeán Cabán Butter, a visitar Moca, su pueblo natal en el centro montañoso de Puerto Rico.
“Papi quiso que lo veláramos aquí en el Instituto de Cultura Puertorriqueña y en Moca, (por lo que) no hay dos lugares más idóneos que estos, uno por lo que él representó para el arte en Puerto Rico y el otro por ser el pueblo que lo vio nacer”, expresó Cabán Butter.
Previo a su traslado este martes a Moca, al autor de “Flor de amapola” muchos de sus colegas artistas le rindieron tributo interpretando sus canciones frente a su féretro, mientras la gente desfilaba frente a su ataúd, arropado parcialmente con la enseña nacional puertorriqueña.
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