En Gaza, los residuos se acumulan en más de 140 sitios de vertido temporales que causan graves riesgos a la salud humana y al medio ambiente, advirtió el organismo en la red social X.
En los últimos 10 meses se registraron casi un millón de casos de infecciones respiratorias agudas, aunque el número real es probablemente mucho mayor, subrayó.
Ante esa situación, el PNUD advirtió que “se necesita una respuesta urgente a gran escala”.
En un informe publicado hace dos días, la institución destacó la cantidad de enfermedades provocadas por la contaminación del agua potable y la cantidad de residuos esparcidos por el territorio.
Desde el inicio del actual ciclo de violencia, el 7 de octubre del pasado año, se contabilizaron allí casi un millón de casos de infecciones respiratorias agudas, 575 mil de diarrea acuosa aguda y más de 100 mil de ictericia, reveló.
En los últimos días, las autoridades de Gaza y la Organización Mundial de la Salud advirtieron sobre la proliferación de la poliomielitis, hepatitis y otras enfermedades.
En varias oportunidades, la Autoridad Palestina de Calidad Ambiental alertó sobre la propagación de enfermedades transmitidas por el agua contaminada, entre ellas el cólera y la diarrea crónica, debido a la destrucción del sector por los ataques israelíes.
Numerosas organizaciones no gubernamentales y agencias de la ONU denuncian desde hace meses el empeoramiento de las condiciones de salud en el territorio, en especial en el norte, debido al desbordamiento de aguas residuales y la contaminación del líquido usado para beber.
Según un reciente informe presentado por el director del Departamento de Vigilancia e Inspección de la Autoridad de Calidad Ambiental, Bahjat Jabareen, la agresión contra Gaza provocó la emisión de dos millones de toneladas métricas de dióxido de carbono por la demolición de decenas de miles de edificios y al uso indiscriminado de bombas.
Más de 270 mil toneladas de residuos sólidos domésticos e industriales están acumulados en calles, centro de refugio, playas, y estaciones de transferencia sin poder ser tratados o movidos a un lugar más seguro, subrayó.
La costa es testigo de una acumulación de desechos sólidos mientras las tasas de contaminación de las aguas subterráneas aumentaron a 97 por ciento, estimó.
oda/rob
