Este aviso de la Autoridad del Canal de Panamá se da en base a la reglamentación aprobada en 2014 en la Organización Marítima Internacional de la Organización (OMI), que limita a 10 nudos la velocidad de navegación de las embarcaciones por las áreas establecidas.
La medida será aplicada en los dispositivos de separación del tráfico marítimo ubicados en Cristóbal, en el Mar Caribe y la costa del Océano Pacífico, ambos en las rutas de navegación de las entradas a la vía interoceánica, que son “zonas de convergencia y de gran densidad para preservar a los cetáceos.
Según expertos, son más de ocho mil kilómetros los que recorren las ballenas cada año desde el Polo Sur hasta aguas panameñas, pasando por la costa pacífica de Suramérica.
Los cetáceos llegan para tener a sus crías y luego, se devuelven. Esto ocurre en un periodo de “intercambio genético” que comienza en agosto y concluye en noviembre.
Durante el invierno austral y boreal las ballenas jorobadas migran desde latitudes altas del norte y sur a Centroamérica para reproducirse y parir, y debido a la incapacidad de la cría para realizar inmersiones largas las parejas madre-cría tienden a pasar la mayor parte de su tiempo en aguas poco profundas, a unos 20 metros, exponiéndolas a amenazas, como las colisiones con las embarcaciones.
La organización de sostenibilidad y conservación ambiental señala que el Golfo de Panamá muestra un importante lugar de invernada para las ballenas jorobadas migratorias, lo que resulta en un alto riesgo de ataques de embarcaciones.
A nivel mundial se estima que la población de ballenas jorobadas es de aproximadamente 80 mil especies, distribuidas en el Pacífico Norte, el Atlántico Norte y en el hemisferio Sur.
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