Sobre todo hablan con evidente contrariedad los analistas anfitriones, que antes de comenzar las lides individuales se relamían, mientras debatían cuántos oros, platas y bronce franceses brillarían en la Ciudad de la Luz.

Muchos asideros fundamentaban sus presunciones, entre ellos que la nación esperó 100 años exactos para volver a organizar una cita estival y el público sería un aliciente para rendimientos sobresalientes.

Toda Francia quiere celebrar ese “centenario” con la mejor ubicación posible en el medallero de la mano de sus mejores deportes y el judo está por derecho propio entre ellos.

Para muestra, este botón: con 16 títulos, 13 medallas de plata y 28 de bronce, es la tercera disciplina más exitosa de Francia en Juegos Olímpicos, detrás de la esgrima (44-43-36) y el ciclismo (41-26-25).

En casa, con el público henchido de esperanzas y entregado a sus judocas, Francia (0-2-5) acumula siete medallas, aunque ninguna de oro, cuando apenas falta por disputarse tres títulos.

La alarma respecto a la “¿pobre?” actuación aquí de los locales, se disparó al cabo de la pelea por medallas en seis divisiones, tres en cada sexo.

¿Cuándo conquistará Francia su primer título en el judo de los Juegos Olímpicos París 2024? La pregunta retumbó en el Champs de Mars Arena, aunque con la confianza de que lo lograría más temprano que tarde. Sin embargo, no llegó.

Este viernes, en los pesos pesados, el gigante Teddy Riner intentará invalidar la interrogante y, de paso, agrandar su legendario palmarés, en el que destacan 11 coronas mundiales y tres olímpicas.

También combatirá Romane Dicko, que a sus 24 años (nació en septiembre de 1999), atesora dos títulos olímpicos, uno mundial y cuatro en campeonatos europeos, un “botín” que ya quisieran para sí casi todas las atletas presentes en esta capital.

Riner y Dicko tienen la encomienda de salvar a la armada francesa, y tendrán sobre sí las miradas de aficionados, rivales, analistas, fotógrafos y hasta de los dioses del Olimpo.

Ello porque, a priori, la alegría por un título o la decepción por otra “fuga del oro francés” atraen más, tienen mayor morbo que cualquier otra historia en esta última fecha de las lides individuales del judo en París 2024.

jha/raj