Por Julio César Mejías, enviado especial
Desquite que anhelaba tanto como correr en próximos días la final de 400 con vallas ante la superfavorita y recordista mundial estadounidense Sydney McLaughlin. Ya llegará el momento, este sábado tocaba el tramo final de la estafeta y de qué manera lo hizo.
Países Bajos marchaba cuarto al concluir el tercer tramo, por detrás de Estados Unidos, Bélgica y Gran Bretaña, y más de 20 metros de desventaja respecto al líder parcial.
En esa situación tomó el testigo Bol, con la mente puesta solo en el desquite del revés sufrido casi un año atrás en el Mundial de Budapest, cuando perdió el batón a escasos metros de la meta.
Entonces tuvo el triunfo en sus manos y de sus manos lo perdió. Esa historia ya no la puede cambiar, pero sí escribir otra. No a la ribera del Danubio, pero sí del Sena. Glamour asegurado.
Hizo caso omiso a la posición en que recibió tras los tramos de sus compatriotas Eugene Omalla, Lieke Claver e Isaya Klein. Bol tomo el testigo y fue ganando metros en la primera curva y la recta norte, se reservó en la segunda curva y al salir abrió turbinas para rebasar sin misericordia a la británica Amber Anning y a la belga Naomi van den Broeck.
Las gradas explotaron al paso de Bol, frenético, con la estadounidense Kaylyn Brown y la meta en la mirilla. A la norteña la rebasó con claridad y la meta fue el desquite del amargo trago vivido en la capital húngara.
La emoción de alzar los brazos con el batón seguro, ganador, quizás le restó impulso y las dos centésimas que le faltaron para un nuevo primado universal, los 3:07.41 que estampó la posta estadounidense la víspera en la carrera semifinal.
Bol no lo quería creer, tanta amargura le dejó aquella fatídica noche en Budapest, que su compañeros tuvieron que insistirle en saludar a la conmocionada afición que se dio cita en la noche parisina.
El vistoso tartán del Stade de France promete emociones en esta cita olímpica. Si ni siquiera la lluvia fuerte caída sobre Saint Denis, en la periferia parisina, detuvo a Bol y quienes corrieron esta noche, es seña de que lo mejor está por llegar.
Al menos son muchos los que reservaran asientos para la noche en que Bol volverá a correr, esa vez para retar a la estrella McLaughlin.
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