La ignición de más de dos mil toneladas de nitrato de amonio mal almacenadas por seis años sorprendió a transeúntes la tarde del 4 de agosto de 2020 y provocó a los libaneses secuelas psicológicas por el trauma vivido.
Hogares, edificios, negocios y centros comerciales capitalinos quedaron destruidos parcial o totalmente, y cientos de personas perdieron el empleo debido a los daños causados por el siniestro.
Desde entonces, cada año los hechos se reviven con un duelo profundo entre los familiares de los afectados y la interferencia política, la inmunidad de funcionarios de alto nivel y el irrespeto a los fallecidos no permiten que el luto termine.
En un mensaje de condolencias, el jefe de la Corriente Marada y candidato presidencial, Sleiman Frangieh insistió en la necesidad de llegar a la verdad plena con toda responsabilidad y sin politización.
«Cuatro años y la herida sigue sangrando», puntualizó en su publicación el político libanés.
En este contexto, el exprimer ministro Saad Hariri escribió en la plataforma X: “Cuatro años después del crimen del puerto, y la búsqueda de la verdad continúa, sólo la justicia puede hacer justicia a los mártires y devolver algo de brillo a Beirut”.
Con anterioridad, la Coordinadora Especial de las Naciones Unidas para Líbano, Jeanine Hennis-Plasschaert enfatizó en la necesidad de una investigación exhaustiva y transparente para lograr la verdad sobre la explosión del puerto de Beirut.
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