Por Michel Dalí, enviado especial

Un revés muy amargo para el noruego Jakob Ingebrigtsen, que dominó la carrera hasta que a unos 250 metros se produjo el ataque furibundo del británico Josh Kerr y cuando parecía otro cierre in extremis entre los dos favoritos, por dentro, sin pedir permiso, literalmente se irrumpió Cole Hocker con sus 3:27.65 minutos.

No sólo destrozó la cota del nórdico de los Juegos de Tokio, sino que además su compatriota Yared Nuguse ingresó en la fiesta para la medalla de bronce. Keer debió conformarse con la plata y el noruego con las manos vacías en el cuarto peldaño.

Me preparé para esto, sabía que si aguantaba en el grupo de la delantera, tendría fuerzas para intentar pasar primero, y lo logré con la agradable noticia de que igualmente mi compañero Nuguse consiguió el tercer puesto, dijo Hocker a periodistas en la zona mixta del Stade de France.

Más de 80 mil espectadores, deporte rey y Juegos Olímpicos, difícil pedir más salvo que se crucen miradas Sydney Mclaughlin y Femke Bol, para dejar la escena lista hacia la final de este miércoles en 400 con vallas.

Son dos de las duelistas de París 2024 que ya mostraron el filo de la navaja. La estadounidense Mclaughlin, recordista mundial de la prueba con 50,65 segundos, establecido hace poco más de un mes, paró los cronómetros esta noche en 52,13 para dominar a sus anchas su semifinal.

Lo mismo hizo poco después la neerlandesa Bol, que ya fue crucial en el relevo mixto de su país, medalla de oro, con un registro aceptable de 52,57 en una carrera más exigente.

En todo caso, el intercambio de mensajes dejó en claro que la final pondrá a temblar la primacía del orbe y la olímpica (también en poder de la norteamericana desde Tokio con 51,46 segundos.

No fueron menos los hombres en la misma distancia, 400 metros, pero lisos. El veterano atleta granadino Kirani James lanzó un aviso para todos sus contendientes: está en forma y no sería demasiado asombroso que agregara otra presea a su colección olímpica.

James, monarca de Londres 2012, plata en Río de Janeiro 2016 y bronce en Tokio 2020, registró un alentador 43,78 segundos en semifinales, superior a los 43,95 del norteamericano Quincy Hall y del recordista europeo británico Matthew Hudson-Smih con 44,07.

La noche regaló otras finales, entre ellas la de 3,000 metros steeplechase dominados como se esperaba por las corredoras africanas, la keniana que compite por Bahrein, Yavi Winfred, campeona con plusmarca olímpica de 8;52.76 minutos, escoltada así sobre la meta por la ugandesa Penut Chemutai y la keniana Faith Cherotich.

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