Por Julio César Mejías, enviado especial

A punto de cumplir 42 años, el gigante antillano (1,98 m) buscará hoy su quinto título olímpico consecutivo, hazaña que dejaría atrás a una cuarteta de legendarios deportistas que lo consiguieron cuatro veces: los estadounidenses Michael Phelps (natación), Carl Lewis (salto de longitud), Alfred Oerter (lanzamiento de disco), el danés Paul Elvstrom (vela).

El coloso de Herradura —su pueblo natal, localizado en la occidental provincia cubana de Pinar del Río, se mantuvo trabajando durante los dos últimos años alejado de los focos mediáticos, y sin competir en los habituales certámenes de la lucha, ni Mundiales, Copas ni juegos multideportivos.

Eso sí, mezclando descanso y relajación con una preparación enfocada en su objetivo central que nunca ocultó: competir en sus sextos Juegos Olímpicos —comenzó en Atenas 2004, donde concluyó en quinto lugar— y luchar por tan anhelada medalla.

Y la historia le ha abierto los brazos de par en par, como orgullosa de acoger a quien es ejemplo de férrea voluntad de triunfo y superación en su accionar, incluso ante rivales a los cuales les dobla la edad.

Este lunes fue particularmente emocionante en la Arena de los Campos de Marte de la Ciudad de la Luz, pues Mijaín volvió a la máxima competición y salvó los tres primeros obstáculos en el camino hacia el título.

Desde que ganó el oro en Tokio 2020, el cuarto, el superpesado cubano (división de 130 kilos) no ha vuelto a vivir una jornada de tres combates, en los cuales eliminó uno tras otro al al surcoreano Lee Seungchan por un contundente 7-0, al iraní Amin Mirzazadeh (3-1), actual campeón mundial y primer rival en marcarle punto técnico a Mijaín desde Beijing 2008.

Tras confirmarse la ausencia del turco Riza Kayaalp, sancionado por dopaje, el persa era precisamente el mayor escollo que tendría el cubano, pero lo sobrepasó con nota sobresaliente, como igual hizo en la semifinal ante el azerbaiyano Sabah Salah Shariati, quien puede “enorgullecerse” de también haberle marcado una raya al múltiple campeón (1-4).

“El Niño” como también le conocen al grequista entre familiares y amigos de su natal Herradura, enfrentará por el título al también cubano, nacionalizado chileno, Yasmani Acosta, quien superó en la otra semifinal al chino Lingzhe Meng.

Interrogado sobre dicho combate por el título, consideró que será un momento especial: “somos dos luchadores cubanos, Yasmani es muy importante para mí, pues nos iniciamos juntos desde la categoría juvenil y seguimos compartiendo incluso etapas de entrenamiento. Puedo asegurar que daremos una linda final, va a ser algo espectacular entre dos cubanos”.

«Cuando le he prometido algo al pueblo, siempre lo he cumplido. Se que en Cuba todos están delante del televisor, solo queda un paso para bailar un poco más», apuntó.

Sobre el respaldo recibido por la afición francesa llegada hasta los predios de la Torre Eiffel y los Campos de Marte, el también cinco veces campeón mundial aseguró que vivió una jornada muy especial, tanto para él como para el resto del mundo, porque muchos en todo el planeta estaban pendiente de su avance a la discusión del oro.

El laureado luchador cubano dijo que está «contento», pero no dejó de recordar que será la primera final que no pueda ver su padre Bartolo, fallecido, pero que le dedicará la medalla, puesto que tiene asegurada ya la de plata, como mínimo.

Pase lo que pase, el legendario luchador cubano anunció que tras estos Juegos de París 2024 dejará la competición: «Terminé. Hay que dejar espacio a los jóvenes que vienen. La lucha ha sido toda mi vida».

La historia olímpica ya lo acogió en su seno y sigue expectante por el cierre de tan gloriosa página, la de Mijaín el multicampeón.

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