Parecía que un manto de silencio la cubriera desde el mismo momento en que Mijaín apareció, comenta María del Rosario López, residente en una de las más populosas avenidas de la capital provincial.
La gente detenía la marcha y se acercaba a portales y ventanas de los hogares para observar cada detalle de la pelea que ratificara al Gigante de Herradura como el más grande gladiador de todos los tiempos.
Y en esa localidad del municipio de Consolación del Sur, donde reside la familia del monarca de la lucha grecorromana, se reeditaban episodios ya conocidos en otras citas olímpicas.
Nunca antes vi reunidas aquí tantas personas, nunca antes la conmoción fue tan fuerte, asevera el periodista de la televisora comunitaria ConSurvisión, Pedro Lázaro Rodríguez.
Vi tensión, vi lágrimas, vi la emoción de Leonor Núñez (Mamita para todos), madre de Mijaín, vi a todos vibrar al compás de la victoria, aseguró.
Concluida la pelea, la solemnidad se apoderó del hogar. Con pasos firmes Mamita llegó hasta la foto que refleja el rostro alegre y tan parecido al de Mijaín, de Bartolo López, su compañero, fallecido meses atrás.
Las lágrimas rodaron por sus mejillas y un mensaje mudo transmitió la mujer que junto a Bartolo dio a Cuba un héroe de ébano.
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