Según datos oficiales, la superficie de cultivo y desarrollo de uvas aquí supera las 38 mil hectáreas y la producción es de unas 138 millones de botellas, lo que representa casi el 50 por ciento del total de vinos de bodega elaborados en el gigante asiático.
Para entender el esplendor del sector en esta región norteña, el museo inauguró un recorrido histórico sobre esa bebida en tres momentos principales: los orígenes en Giorgia (Europa y Asia) hace más de ocho mil años, las primeras muestras arqueológicas de elaboración de vinos en China y por último, el futuro de Ningxia.
En conversación con Prensa Latina, los expertos explicaron que el Pabellón de Giorgia muestra un acercamiento al método tradicional de fermentación en «Qvevri», que hace alusión a grandes vasijas de arcilla enterradas bajo tierra.
Esta técnica antigua fue reconocida por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
«En ese proceso, las uvas, junto con las pieles, las semillas y los tallos, se fermentan en las vasijas durante varios meses, lo que da como resultado vinos con una estructura y sabor únicos», comentó uno de los guías.
De acuerdo con investigaciones, la tradición vitivinícola en Georgia comenzó en el Cáucaso, cuando se domesticaron las primeras vides hace más de ocho mil años.
El segundo Pabellón de este museo nos introduce en el surgimiento de la elaboración de vino en China.
«El sitio de Jiahu en la provincia de Henan tiene entre nueve mil y siete mil 500 años de antigüedad y ha sido calificado como uno de los 100 descubrimientos arqueológicos más importantes de este país en el siglo XX», comentó otro especialista durante el recorrido.
Según explicó el experto, estudiosos de China y Estados Unidos descubrieron semillas de uva silvestre en los residuos de cerámica excavados, este y otros indicios confirmaron que hace nueve mil años el pueblo Jiahu dominó el método de elaboración de vino.
El tercer pabellón del museo internacional explica los comienzos de la industria vitivinícola en Ningxia y todas las variedades de uva plantadas al pie de la montaña Helan.
En opinión de los expertos en la zona, los cuatro factores que determinan la calidad del vino son el clima, el suelo, la variedad y la tecnología.
«Una combinación que este terruño aprovecha al máximo», dijo el guía y agregó que las capas de suelo profundas, combinadas con otras más superficiales, alto contenido de arena y minerales proporcionan un sabor único al vino de Ningxia.
Se trata de una bebida de alta gama que se exporta desde las 128 bodegas ubicadas aquí a más de 40 países y regiones.
Además, los viñedos y el museo reciben anualmente más de dos millones de visitantes, lo que está en consonancia con el objetivo nacional de crear una industria vitivinícola que promocione las zonas ribereñas del río Amarillo, la restauración ecológica y el turismo cultural.
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