Bahous instó a adoptar medidas clave para las lagunas que quedan luego de la reducción acelerada de las misiones de las Naciones Unidas, como ocurrió en Haití, en 2019, o más recientemente en Mali.
El Consejo de Seguridad debe garantizar que las transiciones protejan la igualdad de género y la participación de las mujeres a través de decisiones rutinarias e interacciones con los gobiernos y organizaciones anfitriones, subrayó.
De acuerdo con la alta representante, esto demanda una interacción regular con la sociedad civil para trazar el impacto sobre el terreno, y facilitar al mismo tiempo la supervisión del Grupo Informal de Expertos sobre la Mujer, la Paz y la Seguridad.
La titular de ONU Mujeres abogó además por priorizar la financiación de la labor de las féminas en materia de paz y seguridad, colaborar con las instituciones financieras y garantizar que se asignen recursos suficientes cuando se pongan fin a las misiones.
“Tememos un futuro de crecientes atrocidades contra las mujeres, de su cada vez mayor marginación de la toma de decisiones y, en última instancia, de un fracaso de la comunidad internacional”, afirmó.
Ante unos niveles de conflicto y violencia sin precedentes, el número de efectivos de mantenimiento de paz desplegados se redujo casi a la mitad, de 121 mil en 2016 a aproximadamente 71 mil en 2024, dijo además la directora ejecutiva.
Por su parte, la secretaria general adjunta para África del Departamento de Asuntos de Consolidación de la Paz de la ONU, Martha Pobee, advirtió sobre las consecuencias de apresurar un proceso de transición en un clima político tenso, con amenazas persistentes a la seguridad y preocupaciones en materia de protección.
“A menos que las transiciones estén bien estructuradas, cuenten con los recursos adecuados y tengan en cuenta las cuestiones de género, las mujeres y las niñas correrán el riesgo de sufrir reveses”, afirmó.
A su juicio, entre otros riesgos las féminas podrían enfrentar la pérdida de acceso a servicios esenciales, la exclusión de la toma de decisiones y la vulnerabilidad a más violencia.
La reunión de este miércoles presentó por primera vez en el Consejo los desafíos que plantea la reducción acelerada de las tropas en el marco de su agenda dedicada a la mujer, la paz y la seguridad.
La reunión coincide con las tensas relaciones entre los países que acogen misiones de paz y los propios cascos azules, así como con las divisiones entre los miembros del Consejo de Seguridad.
Las fragmentaciones entre ellos llegan luego que varios gobiernos anfitriones demandaran el fin apresurado de las misiones, lo que pone en riesgo los avances logrados.
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