De acuerdo con la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, más de la mitad de la cosecha del país quedó destruida lo que demanda más apoyo de la comunidad internacional.
La sequía además mantiene a más de una quinta parte de los niños sin asistir a la escuela y una grave escasez de agua en la nación africana.
Datos del gobierno estiman que aproximadamente el 57 por ciento de la población de las zonas rurales del país, que equivale a unos 5,9 millones de personas, podría sufrir inseguridad alimentaria durante el período de máxima hambruna, estimada entre enero y marzo del año próximo.
Tras una reciente visita al país, la subsecretaria general de la ONU y coordinadora de la Crisis Climática, Reena Ghelani, junto a la subdirectora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos, Valerie Guarnieri, reclamaron más atención para la crisis. Sin embargo, a pesar de la urgencia, el plan de respuesta humanitaria para enfrentar el fenómeno apenas cuenta con el 11 por ciento de los 429 millones de dólares solicitados en mayo último.
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