En su mayoría inmigrantes, los empleados se ven obligados a quedarse en casa por miedo a la violencia, según el Sindicato Independiente de Trabajadores de Gran Bretaña (IWGB).
Un repartidor, que trabaja en la ciudad de Rochdale y desea permanecer en el anonimato, afirmó que después de ver los ataques violentos de los últimos días, ya no se siente seguro cuando sale a trabajar por su color de piel, por la fe que eligió, al saber que puede ser el blanco de unos matones y ponerse en peligro.
Cuando no pudimos trabajar durante la pandemia, muchos trabajadores tuvieron acceso al plan de excedencias o al plan de ayuda a los ingresos de los autónomos para ayudarnos a mantenernos a salvo, pero ahora nuestra seguridad vuelve a estar en peligro, añadió.
La IWGB exige al gobierno, a los ayuntamientos y a las aplicaciones de la economía colaborativa, como Deliveroo y Uber Eats, que compensen a los trabajadores por sus pérdidas durante los disturbios.
Culpan a los dos principales partidos de consentir al extremismo de extrema derecha y contribuir a la normalización de la violencia.
Por su parte, el primer ministro Keir Starmer durante la jornada presidirá una segunda reunión de emergencia sobre la continuación de las medidas para hacer frente a los disturbios.
Mientras tanto, la policía se prepara hoy para una octava noche de desórdenes, con informes de al menos 30 posibles concentraciones mañana en todo el país.
Desde que comenzaron los disturbios en el Reino Unido, la semana pasada, se han producido más de 400 detenciones y se han formulado unas 100 acusaciones, 46 de ellas el lunes y 18 durante la noche del martes.
ro/amp
