Durante la Conferencia Mundial contra las Bombas Atómicas y de Hidrógeno, desarrollada en Nagasaki, Ojeda declaró que el desarme nuclear debe mantenerse como una de las “mayores prioridades” en todas las gestiones políticas y gubernamentales.
Asimismo, el diplomático instó a la comunidad internacional a redoblar los esfuerzos para la universalización e institucionalización del Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares, como parte de la arquitectura multilateral de desarme, no proliferación y control de armamentos.
Destacó, además, el pensamiento humanista del líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, “quien fuera un luchador incansable a favor de la paz y el desarme nuclear”.
Ojeda y la tercera secretaria de la misión cubana, Jocelyne Cabañas, también asistieron a la Ceremonia de la Paz, uno de los homenajes organizados para rendir tributo a las víctimas del bombardeo de Estados Unidos sobre Nagasaki (9-agosto-1945).
Igualmente participaron autoridades locales y nacionales, representantes de varios sectores de la sociedad japonesa y, de manera especial, los hibakushas, denominación que reciben los sobrevivientes de aquella masacre.
Con anterioridad, los dos representantes cubanos depositaron una ofrenda floral a las víctimas de Nagasaki en el parque del Hipocentro y visitaron el monumento La grulla y el sol, donado por Cuba en 1988.
Desde entonces, esta obra es símbolo de paz y amistad entre los pueblos del país antillano y esta nación asiática.
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