En la avenida Simeón Cañas del Hipódromo del Norte, entre la quinta y la sexta calle de la zona 2 capitalina, el evento comenzará a recibir cada día al público desde las 12:00, hora local, hasta las 22:00, según los organizadores.
El espacio promoverá juegos mecánicos, sobre todo para niños, ventas de artesanías y otras atracciones como el Mapa en Relieve, construido por Francisco Vela Irisarri en 1905 y considerado una obra de ingeniería única.
Dentro del hipódromo, completarán la fiesta juegos de lotería, tiro al blanco y ofertas de lo mejor de la gastronomía típica en más de 300 puestos de venta instalados.
Destacarán los elotes (mazorca de maíz hervida) o los elotes “locos” (con salsa de tomate, mayonesa, mostaza y queso seco), las rosquillas, y dulce de coco.
Además, canillitas de leche, bolitas de tamarindo, garnachas, molletes, buñuelo, chuchitos (un tipo de tamal), enchiladas, entre otras.
De acuerdo con datos históricos, la Feria de Jocotenango se empezó a celebrar antes de que esta urbe fuera trasladada al Valle de la Ermita en septiembre de 1775.
El cronista Francisco de Fuentes relató que la primera vez tuvo lugar el 15 de agosto de 1620 y era considerada la principal actividad comercial del reino.
Tomó más auge e importancia en 1800, aparte de constituir una celebración religiosa, devino una práctica que atrajo a mercaderes de distintos puntos del país.
El historiador chapín Carlos García describió que asistían las familias acaudaladas de la época, diplomáticos, visitantes de toda la nación y extranjeros, quienes con sus mejores vestidos y trajes engalanaban el recorrido.
El expresidente del Guatemala (1926-1930) Lázaro Chacón, a través de la Secretaría de Gobernación y Justicia, acordó el 10 de julio de 1928 nacionalizar la Feria e instaurar oficialmente el 13, 14 y 15 de agosto para su celebración.
El exmandatario Jorge Ubico (1931-1944) transfirió, por su parte, la Feria a La Aurora y en noviembre, ya que agosto es época de lluvia, alegó.
Al ser derrocado, la festividad regresó a su lugar y a la fecha de costumbre, aunque en la actualidad ya no llegan artesanos de diferentes departamentos, mientras los bailes y funciones hípicas han desaparecido.
El joven cubano José Martí, quien viviera en este territorio de marzo de 1877 a julio de 1878, visitó el lugar y reseñó: “Lucen las señoras, estos días, sus más hermosos trajes; luce el padre a la hija, el esposo a la esposa”.
Adorna el jinete su tordillo fiero y le cuelga al cuello el rosario de la fiesta, añadió quien se llamara peregrino humilde en su libro Guatemala.
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