De acuerdo con la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), las intensas precipitaciones prolongadas por más de dos meses acumulan además 57 muertos y 16 heridos.
Varios de los afectados eran desplazados internos antes del desastre, por lo que el Gobierno reconocido internacionalmente lanzó un llamamiento de alerta a la comunidad internacional para pedir apoyo.
Agencias como el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia y la Organización Mundial de la Salud refuerzan ahora la entrega de suministros médicos a hospitales y centros locales de salud, además de prepararse para desplegar docenas de equipos sanitarios móviles.
Los organismos de ONU proporcionaron asistencia inmediata, incluidos alimentos, agua y kits de higiene, a más de mil 600 personas en las áreas afectadas, y se están movilizando recursos adicionales.
Según el foro, la respuesta a las inundaciones podrían costar 4,8 millones de dólares para prestar apoyo prioritario a las familias, sin embargo, la falta de financiación amenaza también esos planes humanitarios.
Las devastadoras lluvias comenzaron a finales de junio y se intensificaron hacia finales del mes pasado y la primera semana de agosto con especial incidencia en las provincias occidentales de Al Hodeida y Hajja.
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