La población de ese territorio palestino, asolada por la violencia y las continuas órdenes israelíes de desplazamiento, están sin servicios básicos, alimentos ni medicinas, en tanto por falta de combustible no pueden poner en funcionamiento las plantas desalinizadoras y las recicladoras de aguas albañales.
El portavoz del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), Salim Oweis, denunció que en el centro de Gaza las aguas residuales sin tratar abundan en grandes charcos junto a los refugios, y la red de agua y saneamiento fue destruida por bombardeos israelíes.
Informó que la diarrea y las erupciones cutáneas se propagan entre los gazatíes, mientras se desplazan en múltiples, en ocasiones sin encontrar un sitio seguro en esta guerra que dura ya 10 meses.
Las agencias de la ONU han llamado repetidamente a un alto el fuego que permita una campaña masiva de vacunación contra la polio, tras identificar el mes pasado rastros de esta enfermedad en aguas residuales recolectadas en varios puntos del territorio.
A pesar de que las vacunas están disponibles para administrársela a los niños menores de ocho años y evitar brotes de poliomielitis, hasta el momento no han podido hacerlo.
Mientras, continúa el asedio de Israel al territorio palestino, el más reciente ocurrió este sábado cuando el ejército bombardeó otra escuela —donde se encontraban refugiados— en la ciudad de Gaza, causando al menos 100 muertos, incluidos niños y mujeres, y cientos de heridos, según cifras preliminares.
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