Es decir, un 20,4 por ciento de la población global de 15 a 24 años de edad engrosó las filas de los Ninis o Neet (por sus siglas en inglés), aunque las perspectivas del mercado laboral mejoraron en el último cuatrienio.
A juicio de la agencia de Naciones Unidas, la cifra de Ninis resulta preocupante, en un contexto de desigual reanimación de las ofertas laborales tras la pandemia de la Covid-19, y en el que muchos jóvenes y mujeres no están percibiendo los beneficios de la recuperación económica donde ha sido posible.
En su informe Tendencias Mundiales del Empleo Juvenil 2024, la OIT precisó que la tasa de desocupación del sector fue de 13 puntos porcentuales durante el año precedente, equivalente a 64,9 millones de personas.
A escala global, resultó el nivel más bajo en 15 años y un descenso en relación con la tasa anterior a la pandemia, del 13,8 por ciento en 2019, pero el panorama no es el mismo en todas las regiones.
En los Estados Árabes, así como en Asia oriental y sudoriental y el Pacífico, las tasas de desempleo juvenil fueron más altas en 2023 que en 2019, ejemplificó el análisis.
Demasiados jóvenes, recalcó la OIT, son Ninis y las oportunidades de acceder a empleos decentes siguen siendo limitadas en las economías emergentes y en desarrollo.
Para los que sí trabajan, el informe reconoce la falta de avances en la obtención de empleos decentes, pues más de la mitad de los trabajadores jóvenes están ocupados en la esfera informal.
Solo en las economías de renta alta y media-alta la mayoría de los trabajadores jóvenes tienen hoy un empleo fijo y seguro; en tanto, tres de cada cuatro residentes en países de renta baja apenas conseguirán un empleo por cuenta propia o un trabajo temporal remunerado, sopesó la OIT.
La persistencia de las elevadas tasas de “Ninis” y el crecimiento insuficiente de empleos decentes, evaluó, están provocando una creciente ansiedad entre los jóvenes de hoy, que son también la juventud más formada de la historia.
«Ninguno de nosotros puede esperar un futuro estable cuando millones de jóvenes de todo el mundo no tienen un trabajo decente y, en consecuencia, se sienten inseguros e incapaces de construir una vida mejor para ellos y sus familias”, expresó el director general de la OIT, Gilbert F. Houngbo.
Según opinó, las sociedades pacíficas dependen de tres ingredientes fundamentales: estabilidad, inclusión y justicia social, y el trabajo decente para los jóvenes está en el centro de los tres.
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