Para el líder histórico de la Revolución era la fecha de su cumpleaños 33 y en el aeropuerto de esta ciudad y acompañado por el Comandante Camilo Cienfuegos, Celia Sánchez y altos oficiales, daba una nueva batalla victoriosa por Cuba.
La conjura, organizada por el tirano dominicano Rafael Leónidas Trujillo y apadrinada la Central de Inteligencia (CIA) de los Estados Unidos, pretendía respaldar un levantamiento armado interno para derrotar a la naciente Revolución cubana.
La llamada conspiración trujillista incluía además apoyo con un desembarco aéreo, cerca de la tercera villa patrimonial, de una brigada de exmilitares batistianos y una fuerza mercenaria organizada por Trujillo, conocida como Legión Anticomunista del Caribe.
Esta reunía a oficiales del recién derrotado Batista, jefes del II Frente Nacional del Escambray, contrarrevolucionarios emigrados y la ayuda de las organizaciones de inteligencia yanqui.
En la acción sobresalió el protagonismo de Fidel en la desarticulación del complot que costó la vida a los jóvenes combatientes Frank Hidalgo-Gato y Eliope Paz Alonso, y posteriormente la de Oscar Reitor Fajardo, herido de gravedad, quien falleció 42 días más tarde.
Las fuerzas del pueblo, del movimiento revolucionario, se pusieron a prueba dos días antes en Trinidad, recuerda Paula Cáceres, con cerca de 80 años, la ciudad parecía un escenario de combate, tiros y fuegos por sus entornos, señala.
Otros combatientes recorrían las calles exhortando a la población a mantener las luces apagadas, era para engañar a la camarilla de Trujillo como si fuera una ciudad tomada, afirma.
El 13 de agosto, al oscurecer, aterrizaba un avión de la fuerza aérea dominicana con un cargamento de pertrechos de guerra y 11 tripulantes. Seis de ellos se quedarían en el “teatro de operaciones”: como parte de la estrategia.
En esos momentos los cubanos continúan dando vítores a Trujillo y a su camarilla, pero un error de un compañero que no conocía bien la seña alerta a los enemigos y comienza el tiroteo;
y la Revolución neutraliza la primera trama contrarrevolucionaria.
En sus reflexiones del 4 de julio de 2008, Fidel escribió: “Una compañía rebelde disfrazada de campesinos gritaba en la pista aérea: ¡Viva Trujillo! ¡Abajo Fidel!”.
Mientras, las comunicaciones radiales con Ciudad Trujillo tenían como fondo el ruido de las explosiones, y los disparos de un ficticio combate que se desarrollaba en las inmediaciones del aeropuerto de Trinidad.
El 13 de agosto aterrizaba en la pista del aeropuerto de Trinidad otro avión de la fuerza aérea trujillista con 11 tripulantes -seis pretendían quedarse en espera de la invasión-, y pertrechos de guerra.
Muy cerca de la pista, Fidel y Camilo, junto con Celia y otros comandantes rebeldes, observaban la operación que demostró la inteligencia, sabiduría y el ingenio del líder de la revolución como estratega militar y como el paladín.
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