Este martes, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios aseguró que cientos de viviendas resultaron dañadas o destruidas en las instalaciones de Abu Shouk, donde permanecen desplazados internos en El Fasher, capital de Darfur del Norte.
En esa ciudad, cuyo control se disputan las Fuerzas Armadas Sudanesas y las Fuerzas de Apoyo Rápido, la ONU encontró posibles condiciones de hambruna desde finales del pasado mes.
«El acceso al campamento de Abu Shouk y a otras zonas de El Fasher sigue siendo extremadamente limitado debido a los combates y las inundaciones, lo que pone a prueba la capacidad de los trabajadores humanitarios para ampliar los esfuerzos de socorro en las zonas más afectadas», dijo Farhan Haq, portavoz del secretario general de la ONU, António Guterres.
El vocero reiteró los llamados a un cese inmediato de las hostilidades y al cumplimiento de las obligaciones en virtud del derecho internacional humanitario de proteger y permitir el paso seguro de los civiles y facilitar el acceso humanitario rápido y sin obstáculos.
Dos semanas atrás, el Índice de Clasificación Integrada confirmó que más de la mitad de la población sudanesa enfrenta hambre aguda, mientras que 14 zonas podrían ser declaradas en riesgo de hambruna en los próximos meses.
El informe advirtió la falta extrema de alimentos, en particular al norte de Darfur, donde el conflicto mantiene a los sudaneses en la clasificación más alta de inseguridad alimentaria.
La población de la zona padece condiciones de hambruna o de la Fase cinco del Índice, lo que significa que al menos una de cada cinco personas o familias vive con falta extrema de alimentos, inanición o en la indigencia.
Los indicadores confirman una compleja situación en el campamento de desplazados de Zamzam, ubicado a unos 12 kilómetros al sur de la ciudad de El Fasher, y que alberga una población estimada de al menos 500 mil personas.
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