Entre los detenidos también hay más de 345 mujeres y 94 periodistas, alertaron en un comunicado conjunto la Comisión para Asuntos de Prisioneros y Exprisioneros, el Club de Prisioneros Palestinos y la Fundación Addameer.
No obstante, aclararon que las cifras no incluyen a los numerosos apresados durante las operaciones castrenses en la Franja de Gaza.
El texto precisó que las órdenes de detención administrativa en los últimos 10 meses sumaron ocho mil 322.
Ese procedimiento es utilizado por Israel para arrestar a palestinos por intervalos renovables que suelen oscilar de tres a seis meses sobre la base de pruebas no divulgadas, que incluso el abogado del acusado tiene prohibido ver.
Las instituciones alertaron que las campañas de detención van acompañadas de una escalada de delitos y violaciones, entre ellos acoso, palizas y amenazas, además de destrucción de viviendas y el robo de vehículos, dinero y joyas.
En la actualidad, unos nueve mil 900 palestinos están encerrados en cárceles israelíes, subrayaron.
Recientemente, la organización no gubernamental israelí B’Tselem acusó a las autoridades penitenciarias del país de reducir las raciones de alimentos para miles de prisioneros palestinos hasta el punto de provocar hambruna.
En su cuenta en X, el Centro de Información Israelí para los Derechos Humanos en los Territorios Ocupados (B’Tselem) denunció que los testimonios de palestinos liberados confirman que más de una docena de instalaciones penitenciarias fueron convertidas en una red de campos de tortura.
B’Tselem afirmó que el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, está al frente de la estrategia.
Ben Gvir “aprovechó el horrible ataque dirigido por Hamas contra comunidades israelíes el 7 de octubre (del pasado año) para implementar su plan preexistente de pisotear los derechos humanos básicos y la dignidad de todos los prisioneros palestinos”, estimó.
La ONG publicó días antes un informe de 90 páginas que contiene los testimonios de 55 detenidos palestinos tras su liberación.
Los ciudadanos confirmaron los maltratos y vejaciones a las que fueron sometidos en esos centros, aseguró.
Titulado “Bienvenidos al infierno: La transformación de las prisiones israelíes en una red de campos de tortura”, el texto detalla el trato dado a los prisioneros palestinos desde el estallido del nuevo ciclo de violencia.
Cualquiera que traspase las puertas de esas instalaciones está condenado al dolor y al sufrimiento más intenso, deliberado y continuo, aseguró.
Entre los abusos citó agresiones sexuales, humillaciones, hambre deliberada, malas condiciones sanitarias, privación del sueño y la negativa a permitir el culto de los detenidos y la falta de atención médica.
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