Innumerables decretos, directivas y declaraciones despojan a las féminas de sus derechos fundamentales y destripan su autonomía, aseguró a la prensa la titular de ONU Mujeres en el país, Alison Davidian.
Como consecuencia, las decisiones de las afganas se redujeron en tres años: si antes podían aspirar a la presidencia, ahora tienen prohibiciones para poder ir al mercado.
Ninguna mujer en Afganistán ocupa un puesto de liderazgo en ningún lugar que tenga influencia política, a nivel nacional o provincial, lo que afecta otros ámbitos de la vida social del país, según ONU Mujeres.
Otras cifras derivadas de encuestas confirman un panorama desesperanzador en el que el 98 por ciento de las consultadas declaró tener una influencia limitada o nula en la toma de decisiones en sus comunidades y el 68 por ciento consideró mala o muy mala su salud mental.
En general, la toma de decisiones en los hogares cayó casi un 60 por ciento durante el último año y cerca del ocho por ciento de las encuestadas afirmó conocer al menos a una mujer o niña que había intentado suicidarse.
Las proyecciones aseguran que 1,1 millones de niñas podrían quedarse sin escolarizar para 2026 y más de 100 mil afganas no podrán cursar estudios universitarios, de acuerdo con la agencia de Naciones Unidas para los derechos de las mujeres.
Esto elevará la tasa de maternidad precoz hasta el 45 por ciento junto al aumento del riesgo de mortalidad materna de al menos el 50 por ciento.
«Lo que también está claro después de tres años es que las restricciones de los talibanes a los derechos de las mujeres y las niñas afectarán a las generaciones futuras”, remarcó Davidian. Las denuncias coinciden con los tímidos intercambios de las Naciones Unidas con los talibanes en los que estas restricciones ocupan un reclamo permanente.
El organismo no reconoce su legitimidad mientras que las autoridades de facto insisten en integrar el organismo e incorporarse a la comunidad internacional.
Las entidades humanitarias con presencia en el país coinciden en la necesidad de reforzar la ayuda a los civiles, impactados por niveles de pobreza en aumento y el azote de fenómenos naturales extremos.
El país continúa tambaleándose debido a décadas de guerra, y lidiando con crisis inducidas por el clima, desastres naturales recurrentes, pobreza arraigada y barreras a la participación de las féminas en la vida pública.
Entre otras acciones, ONU Mujeres reclama la asignación de fondos a las organizaciones formadas por féminas, el diseño de programas que inviertan directamente en su resiliencia, empoderamiento y liderazgo, así como la promoción de espacios en los que las afganas puedan expresar sus preocupaciones y prioridades.
Sin embargo, la propia agencia reconoce inmensos retos en ese camino y un punto de inflexión en el que “los horrores no han cesado, ni tampoco su convicción de oponerse a la opresión”.
A juicio de la titular de ONU Mujeres en el país, la actuación internacional será vital para conseguir una salida.
“No podemos dejar que las mujeres afganas luchen solas. Si lo hacemos, no tendremos fundamento moral para luchar por los derechos de las mujeres en ningún lugar”, dijo.
Su destino, agregó, determina el destino de las mujeres en todas partes.
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