El tercer y último homicidio de ese tipo ocurrió el viernes en el sur oriental puerto de Limón contra Jorge Ramírez, abogado de Tony Peña Russell, sospechoso de liderar un grupo de sicarios (criminales por encargo).
La primera de las tres víctimas fue el exjuez y abogado penalista Luis Diego Ulloa Rodríguez, de 43 años, ultimado el 27 de febrero en la central provincia de Cartago, cuyo auto fue interceptado y baleado por dos pistoleros desde una motocicleta, algún tiempo después de renunciar al cargo.
El segundo letrado ultimado a balazos, sobre el cual solo de informó su apellido Quirós, cayó solo un día después del primero, en Nicoya, región noroccidental de Guanacaste, crimen cuyo principal sospechoso fue un hombre de 80 años, cliente del litigante, detalló entonces el Poder Judicial.
La acción este viernes en que murió Jorge Ramírez, el abogado del procesado por narcotráfico Tony Peña, confirmó el peligro para los letrados de trabajar con delincuentes vinculados a esos delitos, según palabras del criminólogo Gerardo Castaing.
Agentes policiales investigan posibles vínculos entre la sanción a prisión preventiva para el defendido de Peña Russel y el asesinato del abogado, quien también fue agente del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), atacado por tres hombres armados con fusiles de asalto AK-47.
Según el perito policial, “el caso del abogado asesinado no es aislado, estas bandas, poco a poco, perfeccionan su modus operandi. Cortar la dinámica estructural del crimen es complejo, pero hay que hacerlo».
El experto recordó que ocurren todos los días a manos del crimen organizado numerosos homicidios, estimados este año en unos 550, lo que hace que la ciudadanía y las autoridades lo vean con cierta normalidad.
«De tanto repetirse –subrayó- se vuelve normal. El gobierno lo ve normal, la ciudadanía también, pero en realidad se trata de inseguridad, no solo para los abogados. Cualquier persona que se acerque al narcotráfico está en peligro. Creo que es un aviso al Poder Judicial, hay que hacer algo».
El criminólogo reflexionó que el llamado sicariato (homicidio por encargo) “está conformado por varios elementos: el sicario, quien contrata a los criminales, el vehículo y las armas. Las AK-47 abundan en el país y no solo esas, cada vez hay más de diversos calibres, es sencillo comprarlas o hasta alquilarlas para cometer un delito».
Reportes de los medios en las últimas horas estiman en unas 550 la cifra acumulada este año de víctimas mortales, en medio de una escalada de violencia y un estado de terror en ciudades y barrios, cuyas grabaciones sobre la crueldad de esos actos inunda canales televisivos.
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